ANOTACIONES DE UNA VIDA SENCILLA

En esta página espero reflejar pequeños detalles, comentarios y experiencias que puedan, porque no, algún día ayudar a alguien.

24 febrero 2010

El hombre tranquilo

Él era un hombre tranquilo. Recorría los pasillos de la escuela a paso lento, sin prisas, dando la impresión de que la vida no tenía más vueltas por mucho que quisieras revolucionarla.
Tenía por aquel entonces unos 50. Cara de bonachón y mediana estatura. No era bien parecido y tampoco se molestaba en aparentar, con sus gafas antiguas, el peinado descuidado y una vestimenta que recordaba la moda de otra época.
Siempre admiré su forma de ver la vida, sus pausas, su tranquilidad. Sus clases eran diferentes. Diálogos. Conversaciones sobre temas a veces incoherentes, a veces simplemente magistrales, aunque muchos no entendían la importancia de sus palabras.
No se fijaba en el que hablaba sino en sus palabras, no quería oír alabanzas ni cantos de sirena, sólo quería hacer reaccionar a los díscolos, a los que no solían hablar.
Él era un hombre tranquilo que no miraba a los espejos como los demás. Él sólo quería vivir su vida y aportar su granito de arena. Recuerdo su gesto de alegría cuando conseguía discutir con algún alumno que sabía que no solía ir a clase o suspendía muchas asignaturas, esos eran sus preferidos, quería abrirles los ojos, aunque normalmente los ojos querían permanecer sellados.
No se porqué me acordé hoy de él.
Pero le guardo mucho cariño.