En silencio

Sara se ha marchado como cualquier otro día de semana. Parece que no se ha dado cuenta de nada, pero tú no dejas de darle vueltas a tu nueva situación. Es increíble que no haya percibido el cambio.

Coge un espejo y piensa en lo que ves.
Eres tú.
Pero tú no eres así.

Miras una fotografía, Sara y tú en un balcón.
¿Cómo te verá ella realmente?

Coges la cinta donde grabaste tu último cumpleaños.
La paras en el momento en que dices unas palabras.
Esa no es tu voz, ¿quién te quiere engañar?

Te llamas por teléfono y grabas un mensaje en el contestador.
Lo escuchas una y otra vez, ¡ese no eres tú!
Es que nadie se va a dar cuenta.

Sales de casa y en el descansillo del segundo saludas a la vecina, ella tampoco se ha dado cuenta. ¿estarás loco o es que le eres indiferente a todo el mundo?

Si Sara no se ha dado cuenta del cambio, es que ya no eres nada, no eres nadie. Todo lo que eras ha quedado atrás. ¿Quién eres ahora?

Caminas hasta el puerto. Te apetece tirarte al agua, nadar hasta que no aguantes más.
Una pequeña barca se aproxima. Dos marineros regresan a casa tras una noche de pesca.
Das media vuelta y vuelves a casa.

Sara abre la puerta, te sonríe y te da un beso.
Simulas que sigues siendo tú, algún día se dará cuenta.